Análisis, película por película, de la cosecha 2013 del cine chileno
Cinco días en el 9º festival de Santiago permitieron apreciar una docena de largometrajes de la reciente producción trasandina. A continuación las reseñas de la mayoría de los films que brindaron -con sus inevitables desniveles- un panorama bastante alentador.
Publicada el 30/11/-0001
-I am from Chile (2013, 108'), de Gonzalo Díaz (Competencia Internacional).
Gonzalo Díaz vivió en Londres entre 2004 y 2008, y aquí -en su primer largometraje- narra precisamente las desventuras de un joven chileno suelto (o atrapado) en Inglaterra. Salvador (Diego Ruiz, actor omnipresente en este SANFIC, donde presentó incluso su debut como director, Iglú) llega a esa ciudad y se instala en la casa de su tía María (Paulina "Gloria" García, otra figurita repetida en este festival), una mujer que, pese a sus 55 años, es tan inmadura y conflictiva como una adolescente. Ella alquila habitaciones a inmigrantes, así que por allí pululan rusos, japonesas y panameños. El inexperto recién llegado tiene intenciones de estudiar inglés y viajar por Europa a expensas de sus padres, pero los súbitos problemas económicos de ellos hacen que quede varado y sin dinero en su nuevo destino. Comenzará así una experiencia cada vez más extrema, con trabajos precarios o riesgosos, mientras convive como puede con el particular grupo de habitantes de esa casona. El film -que se desinfla un poco en su segunda mitad- tiene mucho de crowd-pleaser y el mérito de retratar la extrañeza y el desamparo (así como las contradicciones generacionales) sin caer en el golpe bajo aleccionador ni hacer énfasis en la cuestión política sino en los aspectos más íntimos y emocionales. Ganadora de una Mención Especial
-Las analfabetas (2013, 73'), de Moisés Sepúlveda (Competencia Chilena).
Otra ópera prima. Otra película protagonizada por Paulina García... Sepúlveda lleva al cine (y con las mismas dos intérpretes) la exitosa obra teatral homónima estrenada en 2010 por el joven dramaturgo Pablo Paredes. Más allá de algunas escenas (casi inserts) en exteriores y de ciertos movimientos de cámara, el film tiene algo de teatro filmado, aunque el resultado es igualmente logrado. Ximena (García) tiene 50 años y ha aprendido a sobrevivir sola ocultando su vergonzante analfabetismo. Jackeline (Valentina Muhr) es una joven profesora desempleada que se ofrece para leerle los diarios e intentará -pese a los prejuicios y negaciones- enseñarle a leer. Se trata, sobre todo, de un tenso y tragicómico duelo actoral, con algunos grandes momentos, como la explosiva escena con (y sobre) Una luna de miel en la mano, el clásico de Virus, de fondo. El film -que encuentra algunos lejanos lazos de conexión con El lector, de Bernhard Schlink- tuvo su estreno mundial en el SANFIC, previo a su presentación en la clausura de la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia. Ganadora de la Competencia Chilena y del Premio del Público
-El tío (2013, 107'), de Mateo Iribarren (Competencia Chilena).
En su debut en la dirección, el cotizado guionista de films como El chacotero sentimental, Tony Manero, Post mortem y la serie Prófugos se centra en un personaje tan importante como incómodo de la historia chilena: Jaime Guzmán, senador pinochetista ligado al Opus Dei y redactor de la Constitución de 1980 cuyos efectos aún se mantienen en la sociedad actual, y que fuera asesinado en 1991 -ya en democracia- por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. En la ficción, un actor gay se obsesiona hasta lo enfermizo con la figura de su tío (el mencionado Guzmán) y decide montar una obra sobre él. Mientras convence a un dramaturgo y a los distintos actores, expone los temores y miserias de mucha gente que prefiere olvidar aquellos tiempos traumáticos y, a medida que el armado de la puesta avanza, Iribarren reconstruye los hechos. La idea y la estructura con saltos temporales son bastante más interesantes que el resultado final, ya que la película adolece de subrayados, sobreactuaciones y escenas bastante torpes. De todas formas, la intensidad y las múltiples connotaciones del personaje en cuestión hacen que el interés se mantengan hasta el final. La película está inspirada en el proceso creativo que desembocó en el estreno en 2011 de la obra teatral Guzmán (protagonizada, como el film, por el propio sobrino del político en la vida real, Ignacio Santa Cruz).
-Ver y escuchar (2013. 90'), de José Luis Torres Leiva (Competencia Chilena).
El talentoso director de El tiempo que se queda, El cielo, la tierra y la lluvia y Verano estrenó este trabajo en la Competencia Internacional del FIDMarseille que además marca su regreso al SANFIC (es programador de Valdivia). Sin llegar a las alturas de trabajos anteriores, Torres Leiva retrata con su habitual lucidez, recato, austeridad, experimentación y lirismo tres historias de vida, tres momentos en las existencias de personas ciegas y sordas que comparten recuerdos y sensaciones sobre la luz y la oscuridad, el silencio y el sonido. El problema principal es que el (demasiado) respeto y el distanciamiento hacen difícil empatizar más (conectarse) con los personajes elegidos. De todas formas, la intensidad y belleza (imágenes en blanco y negro) que consigue en algunos pasajes hace de esta una experiencia valiosa.
-Algo sobre mujeres (2013, 80'), de Cristóbal Cohen y Marcelo Hermosilla (Competencia Chilena).
Los directores de Nosotros se sumergen en el siempre fascinante y contradictorio universo femenino. En este caso, entrevistan a mujeres de distintos orígenes (geográficos, culturales, sociales) para consultarles sobre cuestiones varias: la dictadura de la belleza, la competencia entre ellas, los celos y las envidias, la degradación propia del paso del tiempo... Si en términos estrictamente cinematográficos la película nunca excede el marco de las talking heads y luce demasiado "programático", sirve como interesante ensayo antropológico y, sobre el final, cuando ahonda en el tema de la vejez, alcanza incluso cierta sensibilidad y picos emocionales que se agradecen.
-La Comunidad (2013, 68'), de Isabel Miquel (Competencia Internacional).
Este documental de Miquel se concentra en un caso que conmovió a la sociedad chilena: el de la Comunidad de Pirque, grupo ultracristiano (con funcionamiento propio de una secta para muchos) que vivía aislado del mundo en una zona cordillerana hasta que una de sus integrantes murió por no contar con la atención médica adecuada (su cadáver, además, fue enterrado de inmediato en el lugar). Esta catedrática formada en Chile y Cataluña tuvo acceso a este grupo y al largo proceso judicial de 2010 para exponer de primera mano y desde un lugar privilegiado los hechos. Lamentablemente, tanto el punto de vista como la narración dejan mucho que desear. Con una estructura básica de informe periodístico, un mediocre uso de la voz en off y una mirada siempre concesiva, que termina lavando cualquier responsabilidad de esta gente, La Comunidad pierde la excelente oportunidad de ser un retrato profundo sobre la fe, las contradicciones de las experiencias colectivas y el fanatismo religioso, para convertirse poco menos que en un film de propaganda decididamente manipulador.
-Occupy the Imagination: Historias de resistencia y seducción (Chile-Estados Unidos, 2013, 90’), de Rodrigo Dorfman (Competencia Chilena).
El hijo de Ariel Dorfman (director de Generation Exile) volvió al SANFIC con un documental inspirado por los levantamientos de la Primavera Árabe, pero que luego deriva hacia otros ámbitos no menos explosivos: en principio, la exploración de sus propias raíces en el Chile de la década de los '70 (y el legado del ideologizado libro Para leer al Pato Donald que escribió su padre y combatió la dictadura pinochetista). El viaje continúa por Nueva York (Rodrigo está radicado en los Estados Unidos) con el activismo del grupo Occupy Wall Street. Así, entre el ensayo personal y el acercamiento a movimientos sociales de diversos orígenes y reivindicaciones, el realizador habla con más hallazgos que carencias de las luchas y las derrotas y de las herencias en términos de resistencia frente a los dictados del capitalismo salvaje.
-Maknum González (2013, 73'), de George von Knorring (Función Especial).
Hace pocos meses Tráiganme la cabeza de la mujer metralleta, de Ernesto Díaz Espinoza, recuperó elementos del blaxploitation y los trasladó hasta estas tierras denominando al subgénero como latinxploitation. En esta película "hermana" (Días Espinoza es productor y hasta se repiten un par de personajes) tenemos mucho del lema de sexo, drogas y rocanrol. Y violencia contra la mujer (su misoginia no resistiría ninguna supervisión feminista), y estilización, y humor negro, y espíritu de cómic. Un viejo gangster (el Maknum González del título), un argentino chanta, traicionero y seductor (Che Longana) y una atractiva stripper, Jacqueline, conforman el triángulo romántico de este film que transcurre en los bajosfondos y que George von Knorring maneja con el manual de Quentin Tarantino-Robert Rodriguez en mano. Y no le salió mal.
Ya habían sido comentadas durante el BAFICI 2013:
<p>Encomiable tu esfuerzo Diego por seguir al cine chileno, lo extraño es que no veo ningún sitio chileno que se dedique tan obsesivamente a comentar con tanta urgencia lo que se da en SANFIC o Valdivia ¿No les interesa a los críticos con blogs ni a los diarios?</p>