Festivales
Conociendo a los directores de la Competencia Argentina: Juanma Brignole (Mis sucios 3 tonos)
Nacido en Posadas y formado en el CIC, Juan Manuel Brignole volvió a su ciudad para reconstruir de manera nostálgica sus vivencias adolescentes ligadas en parte a la música hardcore y punk.
Título original: Mis sucios 3 tonos
Título en inglés: My Dirty 3 Tones
Director: Juanma Brignole
Año: 2012
Formato: HD
Color
Duración: 70'
Intérpretes: Joaquín Ayala, Flor Bobadilla, Adrián Vega, Luciano Vega, Agustín Avalos
Guión: Juanma Brignole
Fotografía: Segundo Cerrato
Edición: Jos Gili, Anita Remon
Producción: Jimena Serret Iriart
Sinopsis/Reseña: Un viaje de iniciación como final de juego, una despedida de la adolescencia como odisea de un movimiento a destiempo; la ópera prima de Juanma Brignole es sobre un rito de pasaje colectivo, donde la mirada propia y la ajena se funden en un mismo ritual generacional. En el paisaje misionero, pero sin forzar la belleza provincial mesopotámica sino plantándose en unos arrabales más o menos anónimos, un grupo de amigos viaja para intentar ver un recital de Fun People, la banda de hardcore desaparecida que marcó la escena rock de los ‘90. Sin dejar clara la época en la que transcurre el relato, como si la narración estuviese atrapada en un deseo sin temporalidad, los adolescentes deambulan por sus propias liturgias de la amistad y el amor, las miserias y la ternura. Hay algo de tristeza y fracaso, pero también flota todo el espíritu agitado de una aventura precipitada, improvisada, que se vuelve poderosa si se la piensa como el punto de partida para componer una íntima canción punk.
Biografía: Nacido en Posadas, provincia de Misiones, en 1983, egresó del Centro de Investigaciones Cinematográficas de Buenos Aires. Escritor y guionista, dirigió el corto Asunción (BAFICI 2008). Mis sucios 3 tonos es su primer largometraje como director.
Entrevista con OtrosCines.com
-¿Cómo definirías tu película
(historia, búsquedas) y cómo fue el proceso artístico y económico para poder
realizarla?
-Yo soy oriundo de la ciudad de
Posadas, pero vivo hace más de 6 años en Capital Federal. En un viaje que hice
a mi icudad a mediados de 2010 fui testigo de cómo -producto de las
inundaciones provocadas por la represa de Yacyretá- muchos lugares que transité
durante mi adolescencia iban a quedar o ya habían quedado bajo las aguas del río
Paraná. Luego de ese viaje vinieron a mi cabeza un sinfín de recuerdos de mi
adolescencia. Desde ahí no pude dejar de pensar en otra cosa más que en filmar
una película que de alguna manera homenajeara a Posadas (aquella de mi época de
adolescente), a mi grupo de amigos (los sobrenombres de los personajes son los
sobrenombres de mis verdaderos amigos), y a la música punk, o por lo menos lo
que sentíamos nosotros cuando una banda punk o hardcore de Buenos Aires iba
a tocar a Posadas. Todo el ritual que se generaba la noche previa a un recital.
Mis sucios 3 tonos no es más que eso, un grupo de chicos del
interior que van a un recital de su banda preferida. También me interesaba
muchísimo la idea de poder filmar en lugares que iban a quedar bajo agua como el
puerto de Posadas, El Yatch Club, El club Pirá Pyta, etc. Filmarlos por última
vez. Sentía que esos lugares se llevaban un montón de mis vivencias. Por eso
intenté que a lo largo de la película esté ese aire de mudanza, de cambio, de
mutación. Espero haber logrado transmitir esa sensación. En cuanto a la
producción, esta película se realizó íntegramente en la independencia, sólo con
ayuda de los vecinos de Posadas, de los actores y del equipo técnico. Me encantó
esta simbiosis muy particular que se creó entre los chicos del equipo técnico
que son de Buenos Aires con la gente de Posadas. Lugares tan distantes y
disímiles, pero que por un par de días se juntaron para hacer un poco de
quilombo en la ciudad. Ya para el final se sumó el CIC, escuela de cine
donde me formé, que por suerte nos ayudó a poder terminarla.
-¿Qué significa esta selección para la competencia oficial del
BAFICI y qué expectativas tenés ante este estreno?
-Para mí es
una alegría enorme que aún no puedo asimilar. Ya cuando nos dijeron que habíamos
quedado seleccionados no lo podíamos creer. Estábamos contentísimos. Que algo
tan chiquito, hecho tan a pulmón, casi en los márgenes, quede seleccionado en un
festival de cine (así sea este o cualquier otro) es complejo de asimilar, al
menos para mí. Ahora, quedar quedado en la Competencia Oficial es otra cosa, esa
ya no me la imaginaba, pero bueno, bienvenido sea. Me parece súper interesante
el BAFICI porque sirve como vidriera para que la película se vea y también para
que los chicos que participaron en ella (actores y técnicos) la puedan ver en
una sala de cine, lo cual para mí es increíble. Yo me imaginaba ir pueblo por
pueblo llevando el DVD de la película en una mano y el proyector (en el mejor de
los casos) en la otra. Así de rock me imaginaba el panorama. Esto que está
sucediendo para nosotros ya es increíble. Ahora esperemos que la película guste.
-¿Cómo ves el panorama del cine argentino independiente a nivel de
financiamiento, calidad técnica y artística, y posibilidades de difusión
comercial? ¿Te molestaron los dichos de Thierry Frémaux respecto del “suicidio”
del cine argentino? ¿Coincidís con la idea de una crisis en el cine
nacional?
-En base a mi propia y escasa experiencia puedo decir
que el tema de la financiación y distribución comercial no está nada fácil. Así
como los medios de registros son cada vez más prácticos y democratizan aún más
los modos de hacer cine, menos gente invierte en películas. Me parece que esos
pocos mecenas van a lo seguro. Se invierte en proyectos que ya están craneados a
partir de una “Fórmula del Éxito”. Dícese: un par de actores conocidos, un canal
de televisión detrás o una productora extranjera, una temática que pueda ser
atrayente, etc. Si algo está fuera de esa lógica/fórmula, ya sos un marginal,
estás completamente afuera del sistema. Pero bueno… desde ese margen hay que
construir algo que pueda ser interesante. En cuanto a la distribución,
sucede exactamente lo mismo. Para mí habría que probar ampliar el espectro. Las
películas no tienen que estar destinadas solamente a verse en el cine. Hay que
pensar en los numerosos centros culturales, teatros, eventos al aire libre,
clubes barriales, lugares donde se hacen recitales de bandas rock, etc. Hay que
ganar la calle. Hay que ser inteligentes y no dar todo por perdido. No puede ser
que se labure tre años en la realización de una película, se estrene en
salas comerciales y lo levanten de cartel a los pocos días. Eso a mí me parece
muy cruel. Es mandar al matadero a las películas chiquitas. Habría que probar
otra cosa. En cuanto a los dichos de Thierry Frémaux (en el caso de ser
ciertas), sirven más que nada para la discusión. Pensar que capaz lo más
interesante es lo que se está gestando en el cine argentino más que discutir
sobre lo que no llegó a ser ¿Qué se esperaba del Nuevo Cine Argentino? El NCA a
mí me cambio la vida y me siento sumamente identificado con esa forma de ver el
cine. Muchas películas que pertenecieron al NCA son increíbles y a muchos de
nosotros prácticamente nos formaron como directores. Antes de ellos hacer ese
tipo de películas en el país era casi imposible. Me parece que más allá de
pensar en lo grandiosas que son Rapado, de (Martín) Rejtman;
Los muertos, de Lisandro Alonso; Nadar solo, de
Ezequiel Acuña; o La mecha, de (Raúl) Perrone,
habría que estar atentos a lo que esas películas generaron en un montón de pibes
que en la época en que esas películas se proyectaban eran unos adolescentes. Ahí
me parece que el NCA triunfó, al menos para mí.
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