Críticas
Crimen perfecto, de Gregory Hoblit
El gran duelo
Entre el thriller y el film judicial, Crimen perfecto se sobrepone a sus desniveles y lugares comunes gracias a la notable confrontación actoral entre Anthony Hopkins y el ascendente Ryan Gosling
Suerte de réplica del Doctor Hannibal Lecter, su Ted Crawford en este film de Gregory Hoblit es un perfeccionista que parece tener todo bajo un obsesivo control: su casa fabulosa y su empresa de aviones funcionan ajustadamente bajo su dirección, así como calcula hasta el mínimo movimiento de las bolas de metal que giran y ruedan por un inmenso aparato al que dedica su tiempo. Lo único que escapa a su dominio es su esposa, pero él se encargará de corregir esa falla, con un asesinato sin errores. Lo vemos cometer el crimen en pantalla y confesarlo, pero con astucia elimina toda evidencia. El personaje es tan controlador que incluso es casi elección suya quién será el fiscal encargado de acusarlo y enfrentarlo. Suerte de alma gemela, se trata de un ambicioso y exitoso joven que asume su último caso en la oficina del fiscal antes de pasar a ser miembro de un importante estudio de abogados. Se establece, a partir de entonces, un duelo que constituye el hueso de todo el film. El enfrentamiento Crawford vs. Beachum se corresponde con el contrapunto actoral Hopkins-Ryan Gosling (la última revelación de Hollywood), quienes practican dos estilos de actuación bien diferentes: Goslin tiene de espontáneo, encantador y natural todo lo que Hopkins de experto, fascinante e histriónico. Hopkins pesa cada gesto, cada sonrisa irónica, cada modulación de voz, evocando al diabólico Lecter.
Pero el duelo no termina en las personas sino que se establece también entre la dedicación al oscuro servicio público y la brillante carrera ascendente en la profesión privada, donde el proletario Beachum deberá aprender cómo llevar un smoking y a utilizar los cubiertos correctamente. Este duelo es acompañado en términos visuales por los claroscuros de la fotografía de Kramer Morgenthau. En su desafío, Crawford enuncia una frase para el bronce: "Todo tiene su punto débil, donde puede quebrarse tarde o temprano". Se trata de encontrar esa fisura, tanto en el sistema como en sus protagonistas; cada uno intentará descubrir en su rival esa fractura de la que habla el título original.
Thriller clásico, pero también film judicial, con abundancia de clisés de ambos géneros -hoy parece que la imaginación se ha agotado, nadie aporta propuestas demasiado novedosass- Crimen perfecto es, sin embargo, una película bien estructurada. Hoblit, eficaz director de thrillers, sabe imprimir ritmo al enfrentamiento entre este sarcástico, redivivo Lecter y el héroe moderno que incluso en su ambición sostiene principios éticos y morales. Hasta podemos disculparle algunos aspectos del guión -ciertas “coincidencias” o hilos sueltos en la compleja trama del crimen perfecto- que no terminan de quedar claros.
Crimen perfecto es, en definitiva, uno de esos films en los que cabe preguntarse qué hubiera resultado de no contar con semejantes actores. Por suerte para el resultado final, y para entretenimiento de los espectadores, ellos están en pantalla.
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