Festivales
El show de Jackie Chan y otros tres films menores de la competencia oficial
Por Javier Alcácer, desde Berlín
En medio de tres películas sin grandes hallazgos como How I Ended Last Summer, de Alexei Popogrebski, On the Path, de Jasmila Žbanić, y la impresentable Jud Süss - Film ohne Gewissen, de Oskar Roehler, la performance en vivo que hizo Jackie Chan (foto) durante la función de gala de su nuevo film, Little Big Soldier, resultó uno de los grandes momentos de esta Berlinale.
Los medios internacionales recibieron muy bien a How I Ended Last Summer, del ruso Alexei Popogrebski, que compite en la sección oficial. Con algo más de dos horas de extensión la película cuenta con sólo dos personajes que trabajan midiendo los niveles de radioactividad en una isla en el Ártico, con una radio como único contacto con el exterior. Uno de ellos recibe de la base la noticia de que la familia de su compañero murió en un accidente de tránsito, mientras éste está de pesca. Filmada en digital, el director aprovecha el formato para conseguir algunas secuencias de una belleza increíble, pero a la vez, se maneja dentro de un guión de hierro, lo cual le niega algo de libertad al film. Así, a medida que el guión lo demanda, los personajes toman decisiones absurdas y el clima varía de acuerdo a lo conveniente, volviendo todo bastante inverosímil. Luego de unos 90 minutos con algún que otro problema pero interesantes, la película da un giro inexplicable que arruina todo lo bueno visto hasta el momento.
Siguiendo dentro de la compentencia, la bosnia On the Path, de Jasmila Žbanić (ganadora del Oso de Oro en 2006 con Sarajevo, mi amor / Grbavica), también tiene algunas arbitrariedades de guión que arruinan su planteo. Una pareja se ve afectada cuando el hombre pierde su trabajo y se suma a un grupo ortodoxo islámico. El paso de una vida de ciudad, moderna a una vida piadosa se da en cuestión de minutos, sin ninguna contradicción para el personaje. Por ejemplo: durante los primeros minutos de la película se muestra una secuencia en la cual la pareja tiene relaciones, pero luego de su conversión el protagonista se niega a tener sexo con su novia porque no están casados.
De la película alemana Jud Süss - Film ohne Gewissen, de Oskar Roehler (responsable de la adaptación cinematográfica de Las partículas elementales), sólo diremos que estamos desconcertados ante su inclusión en la competencia oficial, cuando bien podría haberse estrenado en algún canal de cable, nada tiene que envidiarle a una película para televisión. A una película para televisión sobreactuada, redundante y cuyo revisionismo y representación del nazismo atrasa varios años (Roehler parece no haber visto Bastardos sin gloria). El film narra el ascenso y caída de Ferndinand Marian, actor que protagonizó al Süss, en la película nazi El judío Süss (1940), ideada y producida por Joseph Goebbels para ser “El acorazado Potemkin del Tercer Reich”. Tuvo el honor de llevarse los primeros silbidos de esta edición de la Berlinale, lo cual es mucho decir de una audiencia que festejó el bodrio noruego A Somewhat Gentle Man y se durmió con Honey.
Ayer por la noche asistimos a la primera función fuera de China de Little Big Soldier, de Ding Shen y protagonizada por Jackie Chan, quien además es el autor de la idea, produce, dirige las coreografías, canta la canción de los créditos e incluso dobla los mugidos de un buey. Al parecer, a Jackie se le ocurrió está película hace veinte años y recién la pudo hacer a los cincuenta y cinco, cuando su destreza física ya no es la de antaño. Pese a sus mensaje antibélico, la película está entre lo más flojo que hizo Chan en los últimos tiempos. No molesta tanto la falta de escenas de acción con Jackie como lo desprolijo de las pocas que hay, que por lo general involucran a otros personajes; estamos ante secuencias mal editadas, confusas y poco inspiradas. La historia transcurre en el año 227 A.C., y es una especie de buddy-movie en la que el Chan interpreta a un campesino que se ve obligado a sumarse al ejército y, gracias a su habilidad para pasar por muerto en el campo de batalla, logra capturar al general del enemigo. Algunos gags, que poco tienen que ver con el despliegue, son efectivos, pero por lo general la mayoría no salen de lo trillado.
Por suerte, Chan se hizo presente en el Friedrichpalast con el director y gran parte del elenco, e hizo muestra de su enorme carisma con un show completo: cantó, saludó, hizo chistes, retó a los encargados de los subtítulos y recibió una larga ovación de pie, la cual suponemos fue más bien dirigida a su trayectoria que a su flamante film (el cual, por cierto, es el 99o. de su obra). Una exhibición de wushu a cargo de los campeones locales cerró una noche inolvidable para todos aquellos fanáticos de Chan, como quien redacta esta crónica, que tuvo el buen tino de sentarse a dos metros de distancia del gran Jackie.
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El crítico dice: "se maneja dentro de un guión de hierro, lo cual le niega algo de libertad al film".<br /> <br /> Supongo entonces que estuvo acompañando al director a lo largo del rodaje, fiscalizando que no se corriera ni un poco del guión.<br /> <br /> Uno entiende que hay que llenar lineas y lineas de texto para cumplir con algun parámetro, o algo asi. Pero tampoco digamos cualquier cosa.
!Que bueno haber estado alli con el gran Jackie Chan! Un genio total, te envidio sanamente, Javier. Muy buena la cobertura, no doy abasto a leer tanto material, je