Festivales
Radiografía del nuevo cine chileno
Entrevista conjunta a Bruno Bettati y Erick González, dos figuras fundamentales de la producción, la promoción y el universo de los festivales y mercados del cine trasandino.
Detrás de ese fenómeno del novísimo cine chileno (para no confundirlo con aquél de los Raúl Ruiz y los Patricio Guzmán) hay dos figuras insoslayables: Bruno Bettati (prolífico productor, codirector de la agencia de promoción Cinema Chile y máximo responsable del Festival de Valdivia) y Erick González (director artístico del Festival de Toulouse y encargado del mercado Australab). OtrosCines.com conversó con ambos para hacer una radiografía del estado de situación del otro lado de los Andes.
“Los problemas que enfrentamos son similares a los de la Argentina y el resto de América Latina: hay mucha producción, pero pocos canales de distribución. Así, buena parte de nuestras películas se ve poco y mal”, sintetiza Bettati.
Chile tiene varias líneas de ayuda oficial a los distintos eslabones de la cadena cinematográfica (desarrollo de proyecto, producción, distribución y exhibición), pero con resultados no siempre satisfactorios.
“Las salas independientes no han podido o no han sabido cómo adecuarse a los nuevos tiempos y su infraestructura es, en la mayoría de los casos, bastante precaria”, precisa González. “La única experiencia exitosa es la de un distribuidor muy importante que, con aporte del Estado para financiar su plan de negocios, alquiló un complejo de la cadena Hoyts y hoy exhibe allí cine chileno en buenas condiciones”, agrega Bettati, quien enumera varias experiencias previas fallidas, como la precompra de entradas por parte del Estado o incluso unas líneas de crédito aún vigentes para salas independientes que no generaron la modernización deseada.
Según González, “casi todo el cine chileno es muy exigente y le cuesta encontrar su público. Hay poca producción de películas comerciales, aunque todos los años aparecen fenómenos como el de Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood, que resultó un gran éxito con casi 400.000 espectadores”.
“Otro de los problemas -enumera Bettati- es la falta de presupuesto para el marketing. Una gran producción de Hollywood puede invertir en un lanzamiento entre 500.000 y un millón de dólares; nosotros, con suerte, 40.000. Para mí se han desperdiciado dos oportunidades que podrían haber ayudado al cine chileno: la explosión de la TV digital y el apoyo de la TV pública, que nunca ha sido el que debería ser”.
La crisis financiera internacional (sobre todo en Europa, socio prioritario de las coproducciones latinoamericanas) no faltó en la charla: “Desde 2001 que venimos trabajando en la región en mejorar el tema de la distribución. Pero llegó la crisis y no tenemos una alternativa armada. Quizás esta época de ajuste sirva como catalizador porque nos obligará a ponernos de acuerdo. Creo que este cambio de paradigma puede resultar positivo. Hoy, hay que mirar hacia América Latina, debemos trabajar una distribución a nivel continental y lograr que haya políticas de cooperación entre los gobiernos”, concluye Bettati.
Cine e Internet
Para Bettati, “quienes hoy producimos o trabajamos en festivales ya no hacemos diferencias entre formatos (35mm, DCP), ni siquiera entre documental y ficción, sólo dividimos por duración, entre más o menos de 50 minutos, pero nada más. Para nosotros, el principal mercado sigue siendo el de la explotación en salas de cine, el único rubro en el que podemos lograr una diferencia económica importante. Las otras ventanas (TV, video, Internet) son residuales en términos de ingresos por derechos, aunque pueden permitir una llegada masiva. Al internauta, de todas maneras, no le importa nada: consume cuando quiere, lo que quiere y hasta produce sus propios contenidos. Es una incógnita, alguien muy difícil de satisfacer”.
González -quien vive medio año en Francia y medio en Chile- asegura que “algunos productores que exaltan el tema de las nuevas tecnologías de manera casi fanática se olvidan de que estamos hablando de diferentes lenguajes. Una cosa es hacer una película para ser vista y oída en una sala de cine con pantalla gigante y otra muy distinta es pensarla para una TV, una computadora, un iPad o un teléfono celular. Esto puede ser muy interesante, pero no es cine. Para qué hablan de DCP, de HD, de producciones caras si después piensan en exhibir sus trabajos en dispositivos portátiles. Es algo bastante esquizofrénico”.
Finalmente, Bettati habla de su experiencia al frente del Festival de Valdivia, al que le ha impreso junto a González (responsable en ese mismo ámbito del mercado Australab) y al equipo de programación que coordina Raúl Camargo un sólido perfil que lo ha consolidado en el panorama internacional. “En un momento del año en que hay muchas muestras y ubicados en un lugar perdido del planeta, sólo nos queda buscar la exclusividad, sobre todo en cuanto a cine chileno. Los directores han valorado nuestra prédica y hoy eligen al FICV como ámbito principal para el estreno mundial de sus películas. El festival hoy tiene identidad, calidad y una buena concurrencia -para una ciudad pequeña- de más de 25.000 personas. Creo que vamos por el buen camino”.
(Esta nota se publicó en una versión más reducida en el diario La Nación del 31/12/2011)
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muy bien la distincion de ingresos solidos solo en salas, y marginal en las demas ventanas,<br /> el cine que no se piensa para salas comercialmente queda relegado a una recuperacion infima - a menos que se de algun caso extranio de dvd de culto (cuyo negocio lo hace el distribuidor), por TV o vod solo se mueve un mercado paralelo de ventas que se tracciona principalemente por el contenido de produccion televisiva de series y otros formatos de tv - no por el cine.
Cabe acotar que como productor Bettati está produciendo o ayudando a producir a varios de los directores mas importantes del nuevo cine chileno: Alicia Scherson, Sebastian Lelio, Cristián Jiménez y un largo etcétera.
INTERESANTE entrevista para conocer la situación en Chile, bastante parecida a la nuestra, gracias