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Las nuevas heroínas de la comedia romántica

Por María Fernanda Mugica
En el debut de esta columna se analizan los cambios en el lugar de la mujer dentro de este género clásico a propósito del reciente estreno de Ni en tus sueños.

Publicada el 20/06/2019



Los grandes protagonistas de la cultura popular audiovisual de los últimos años se dividen entre superhéroes y antihéroes, Capitán America y Walter White; Tony Stark y Tony Soprano. El cine de Hollywood se entregó casi por completo, excepto por los dramas con ambiciones de pelear por los Oscar, a los personajes surgidos del cómic, mientras que la televisión entró en una nueva era de oro de la mano de series centradas en hombres difíciles, pero a los que no podemos dejar de mirar. 

Pasadas de moda quedaron las películas de presupuesto medio destinadas a un público adulto que abundaron en la decada de 1990, como los thrillers judiciales a la John Grisham y las comedias románticas. Los primeros encontraron, con algunos retoques mediante, su lugar en la renovada pantalla chica, mientras que la comedia romántica tuvo un recorrido distinto. Luego de una década de enorme producción que terminó generando hastío y reduciéndola a una fórmula repleta de clichés, el género perdió su atractivo y su capacidad de convencer al público de que entrara a su universo de fantasía; terminó convirtiéndose incluso en problemática para las nuevas formas de pensar el amor.

Así desaparecieron del cine las heroínas de la comedia romántica, género generalmente protagonizado por mujeres y consumido por mujeres (lo cual tiene mucho que ver con su categorización como frívolo y desprecio por parte de la crítica mayoritariamente masculina por considerarla poco “importante”). La Nueva Comedia Americana recuperó parte de sus características y encanto pero lo hizo desde un punto de vista principalmente masculino, como sucede en algunas de las películas de Judd Apatow. Por otro lado, los grandes estudios decidieron que para atraer a la porción demográfica que solía consumir este tipo de películas en la década anterior había que ofrecerle una especie de comedia de ascenso laboral, en la cual la protagonista ya no busca al hombre de sus sueños sino al trabajo de sueños. En esa veta se encuentran El diablo viste a la moda, con Meryl Streep y Anne Hathaway; Un despertar glorioso, con Rachel McAdams; y ¿Cómo lo hace?, con Sarah Jessica Parker, tres películas escritas por Aline Brosh MacKenna, en las que el amor es una trama secundaria, hasta menos importante que el vestuario. 

Ninguno de esos films es una comedia romántica, pero suelen ser incluidos junto a otros ejemplos que sí lo son dentro de una categoría poco feliz: “Chick flick” (traduciendo al argentino: Película para minita). El cambio de rumbo tiene sentido y también lo tiene que una guionista talentosa como MacKenna haya incursionado en él. Las mujeres no quieren ver a una protagonista cuyo único objetivo sea enamorarse. Es lógico. Pero esto no es así solo porque estamos en el siglo XXI y haya una mayor conciencia feminista sino porque desde siempre las espectadoras quisimos personajes más completos y con otras ambiciones. La prueba es que la comedia romántica perfecta como Cuando Harry conoció a Sally tiene dos personajes femeninos construidos con todo detalle o que, aún con sus problemas, la gran comedia romántica yuppie, Secretaria ejecutiva, siga emocionando con el final en el que el personaje de Melanie Griffith no sólo se queda con Harrison Ford sino también con una oficina propia con vista a la ciudad.

Lo que estaba faltando en el cine popular de las últimas dos décadas era que la historia de amor con un personaje femenino principal volviera a cobrar protagonismo pero que retratara un vínculo sano e identificara a los que no lo son (uno de los muchos puntos en los que fallan las terribles películas de Sex and the City). En los últimos dos años, varias películas y series están demostrando que esto es posible. Ya son suficientes como para no tener que decir que este regreso de la comedia romántica es una promesa sino una realidad.



Ni en tus sueños, uno de los estrenos de la semana pasada, fue la prueba final de que la comedia romántica se actualizó y volvió con un despliegue digno de una gran producción hecha para el cine y no para el consumo hogareño. El protagonismo del film está compartido por Charlize Theron y Seth Rogen, repitiendo esa fórmula que a Hollywood le gusta tanto del hombre común que enamora a una mujer dueña de una belleza fuera de este mundo (¿tal vez una fantasía de los propios guionistas que las escriben?). Pero la película dirigida por Jonathan Levine y escrita por Dan Sterling y Liz Hannah no se queda en la obviedad y construye una historia de amor creíble. Lo logra teniendo dos personajes que no son de cartón pintado; en especial, el que interpreta Theron, cuyas circunstancias se prestan para la caricatura. Charlotte no es sólo la Secretaria de Estado que quiere ser presidenta, sino también una mujer que se emociona escuchando a Boyz II Men y Roxette, sabe manipular al presidente y tiene confianza en sí misma. Los guionistas no la hicieron humana haciéndola tropezar con cualquier objeto del decorado para compensar su inextinguible glamour sino mostrando en pantalla sus dudas y su fortaleza. Theron aportó su gran talento para encarnar cada uno de esos detalles que la convierten en una persona; extraordinaria pero persona al fin.

Por ese camino también fueron algunas de las comedias románticas de las muchas que Netflix está produciendo últimamente. Los resultados de esta nueva fábrica de rom-com fueron muy desparejos pero las mejores de las que estrenaron hasta el momento, como Set It Up: El plan imperfecto y Quizás para siempre / Always Be My Maybe, tienen en común a protagonistas femeninas que salen del molde de este tipo de películas. Las dos son profesionales muy enfocadas en sus carreras y no necesitan a un hombre que las complete, pero eso no les impide enamorarse y que eso sea un beneficio para seguir creciendo como personas. En ambos casos, la potencia de estas heroínas está anclada en actrices con presencias fuertes y carismáticas como Zoey Deutch y Ali Wong. 

Mientras tanto, las mujeres de la comedia romántica 2.0 también van apareciendo en el formato de moda: la serie. Mindy Kaling tuvo The Mindy Project, con ella misma como protagonista, interpretando a una médica ginecóloga con espíritu romántico. Pronto estrenará su propia versión en miniserie de Cuatro bodas y un funeral, el inesperado éxito británico que lanzó a Hugh Grant a la fama internacional. Por su parte, Aline Brosh MacKenna puso su experiencia como guionista de aquellas películas sobre chicas enamoradas de su trabajo y otras que sí fueron comedias románticas estrictas, como 27 bodas.

En Crazy Ex Girlfriend, con su socia y protagonista de la serie, Rachel Bloom, decidieron deconstruir todos los tópicos de la comedia romántica y de paso revivir también al género musical mientras reflexionan sobre la salud mental (¿quién dijo que las comedias románticas tienen que ser frívolas?). El personaje principal de Crazy Ex Girlfriend es de tal humanidad que es imposible que no genere en el espectador sentimientos encontrados, desde empatía y gracia hasta pena y enojo. Su arco en las cuatro temporadas de la serie, que va de chica enamorada un poco intensa a una mujer dispuesta a mejorar su salud mental, tiene tanta complejidad como Walter White o Don Draper y un crecimiento mucho mayor.

Las nuevas heroínas de la comedia romántica no son ingenuas y están llenas de problemas, como las mujeres que están del otro lado de la pantalla. Y es eso lo que las hace perfectas.

COMENTARIOS

  • 21/06/2019 17:25

    Vi tres veces, en cine, "Ni en tus sueños" porque más que el poder dado a las mujeres en la película, la crítica directa al sistema político y la apología a la solidaridad y la lealtad; la película tiene personajes no polares. El cine necesita mostrar que todos tenemos cosas maravillosas y asquerosas; porque todos somos en esencia seres de situación.

  • isa
    20/06/2019 15:02

    Muy buena.

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