Críticas
Estreno en cines
Crítica de “Sin tiempo para morir” (“No Time to Die”), de Cary Joji Fukunaga, con Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek y Ralph Fiennes
El director de Sin nombre, Beasts of No Nation y la serie True Detective propone, a partir de un guion que coescribió con -entre otros- la talentosa Phoebe Waller-Bridge, una despedida a lo grande de Daniel Craig en su etapa como agente 007. Un espectáculo grandioso y al mismo tiempo conmovedor que pide a gritos la pantalla grande (gigante).
Sin tiempo para morir (No Time to Die, Reino Unido-Estados Unidos/2021). Dirección: Cary Joji Fukunaga. Elenco: Daniel Craig, Léa Seydoux, Rami Malek, Lashana Lynch, Ralph Fiennes, Ben Whishaw, Jeffrey Wright, Ana de Armas, Billy Magnussen, Christoph Waltz, Naomie Harris y Rory Kinnear. Guion: Neal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge. Fotografía: Linus Sandgren. Edición: Elliot Graham y Tom Cross. Música: Hans Zimmer. Distribuidora: UIP (Universal / Metro-Goldwyn-Mayer). Duración: 163 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Casi tres horas de duración (la más extensa de la saga), imponentes locaciones en Italia, Jamaica, Noruega, Reino Unido y las islas Faroe, set pieces con el vértigo y el despliegue de CGI que una producción de 250 millones de dólares de presupuesto permite (y exige), un elenco pletórico de figuras que aporta un incuestionable profesionalismo para cada uno de los personajes secundarios, un eficaz narrador como Cary Joji Fukunaga y -claro- Daniel Craig en su adiós a James Bond con un desenlace a pura épica y emoción. Sin tiempo para morir es esa combinación armoniosa de tradición y modernidad para que el cine en el cine siga teniendo razón de ser, un blockbuster que ostenta adrenalina y espectacularidad con los mejores recursos y que pide la pantalla más grande y el sonido más exquisito posibles.
¿Daniel Craig será recordado como un 007 a la altura de Sean Connery o Roger Moore? ¿Sin tiempo para morir quedará como la mejor de la era reciente incluso por encima de la aclamada Casino Royale (2006)? Por supuesto, todo es materia opinable (más aún cuando de comparaciones, listas y rankings se trata), pero de lo que no quedan dudas es que esta flamante entrega coescrita por Neal Purvis, Robert Wade, el propio Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge (sí, la de Fleabag) está a la altura de las expectativas y justifica la a esta altura larguísima espera, los múltiples aplazamientos en el estreno y la decisión irrenunciable de no compartir un lanzamiento simultáneo en streaming hogareño.
La escena previa a los créditos iniciales -siempre extensos, con ese kitsch ya demodé y en este caso con el tema compuesto e interpretado para la ocasión por Billie Eilish- está ambientada en una cabaña rodeada de hielo. Hasta allí llega un asesino en plan de venganza sangrienta que remite más al cine de terror que al de acción. La niña que protagoniza esos primeros minutos sobrevive y -tras un acuática elipsis- la veremos convertida en la Madeleine Swann de la francesa Léa Seydoux. Y Madeleine, que ya había aparecido en Spectre (2015), será precisamente el gran amor, pero también el principal peligro (no adelantaremos nada más) para un Bond que ni siquiera puede despedirse como desea de la Vesper Lynd de Eva Green porque una bomba estalla cuando está frente a su tumba en un cementerio italiano.
Tras una larga secuencia a bordo de, claro, un Aston Martin, se produce un salto de cinco años y nos reencontramos con un Bond que vive ya retirado en un paradisíaco enclave jamaiquino. A tal punto que hasta el número de agente secreto le han retirado y el 007 ha quedado en poder de una joven negra llamada Nomi (la muy dúctil Lashana Lynch), algo así como cuando el Barcelona le entregó la camiseta 10 de Messi a Ansu Fati. Pero si el MI6 le da en principio la espalda, será el Felix Leiter de la CIA (Jeffrey Wright) quien lo convencerá de volver a la acción con una secuencia totalmente absurda ambientada en Cuba. Porque, sí, los cubanos y sobre todo los rusos siguen siendo la principal amenaza en una franquicia que parece haberse quedado en tiempos de la Guerra Fría. Si no fuera porque hay científicos que manipulan sofisticadas armas biológicas y porque los gadgets tecnológicos y las armas son de última generación cualquiera podría pensar que la acción en verdad transcurre en la década de los '60.
Quizás los malvados de turno esta vez no tengan el vuelo de otra veces (lo de Christoph Waltz en plan Hannibal Lecter es en esta ocasión muy breve y lo de Rami Malek resulta eficaz aunque no deslumbra), pero Sin tiempo para morir sostiene casi sin recaídas la tensión, la intensidad y el interés hasta llegar a un final digno de un Bond que Craig supo moldear, desarrollar, profundizar y pulir durante los últimos 15 años. Una despedida a su medida.
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Como en el tema de Vox Dei "todo tiene un final". Y hay que admitir que este final de la saga de James Bond interpretada por Daniel Craig es una digna película de Bond con mucha acción, con una tensión que no cae y con una muy buena actuación de Daniel Craig y un villano espectacular compuesto por Rami Malek. ¿qué hay escenas inverosímiles, que ya está oxidada la idea que los rusos y los cubanos son malos, malos, malosl? Así es Bond. nada más ridículo que pedirle a Bond que no sea Bond, es como quejarse si en una película de la Coca Sarli siempre muestran sus tetas. Bien por el director Fukunaga y menos mal que no la hizo Sam Mendes (7/10)
No me gustó. Larga sin sentido ni necesidad. Demasiado "sensiblera" , escenas sin sentido muy largas. Muertes sin sentido. No parece una película Bond. Después si coincido en que es espectacular en sonido e imagen, locaciones, violencia y accion, aunque muchas escenas de autos, pocas cosas más.