Críticas
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Crítica de “Día cero” (“Zero Day”), serie con Robert De Niro (Netflix)
Logros y carencias del contenido original más visto en Netflix desde su estreno.
Miles de veces se han hecho analogías entre la comida chatarra y los productos audiovisuales y, en ese sentido, y a riesgo de ser repetitivo, Día cero resulta una experiencia tan satisfactoria como efímera. Me explico: los 6 episodios (unas 5 horas en total) dirigidos por Lesli Linka Glatter (veterana de series como Gilmore Girls, ER: Emergencias, Mad Men y Homeland) tienen un gran despliegue de recursos, múltiples ganchos, conexiones con la realidad y un protagonista icónico (Robert De Niro en el papel de un veterano y querido ex presidente que vuelve a la esfera pública para liderar una comisión investigadora luego de un atentado que provocó más de 3.400 muertos a partir de un apagón total que duró solo un minuto), acompañado por un elenco lleno de figuras (Lizzy Caplan, Jesse Plemons, Joan Allen, Connie Britton, Bill Camp, Angela Bassett, Matthew Modine, Gaby Hoffmann, etc.) en distintos personajes secundarios.
Hay una incógnita central respecto de quién o quiénes podrían ser los culpables (los rusos, los supremacistas, ciertos empresarios que se sienten perjudicados, hackers locales o sectores del propio gobierno) y varias subtramas que van desde la fría relación del George Mullen de De Niro con su esposa Sheila (Allen), que quiere ser designada jueza; y con su hija Alexandra (Caplan), que es legisladora y lo enfrenta; sumado al fantasma de un hijo muerto por sobredosis. Y más, mucho más: explosiones, asesinatos, confabulaciones, torturas, bancos que no pueden devolver sus depósitos, turbas enardecidas, saqueos, gurúes del caos y del discurso de la utraderecha... Todo servido para una épica conspiranoica muy a la moda.
La acumulación de vueltas de tuerca y de estímulos hacen que la atención no decaiga (mantener enganchado al espectador como sea parece ser hoy la regla número uno de cualquier contenido de Netflix), pero el nivel de subrayado (lo que se sugiere en una escena es sobreexplicado en la siguiente) habla hasta de cierto desprecio por la capacidad intelectual del público.
Tan profesional y abarcadora como en definitiva superficial, Día cero es, volviendo al inicio, como una buena hamburguesa completa con papas. Por un rato nos saciará, pero poco tiempo después sentiremos la necesidad de algo menos conocido, más sabroso, fructífero y estimulante.
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