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Crítica de “El limonero real”, de Gustavo Fontán

Una inteligente y fascinante transposición de la novela de Juan José Saer a cargo del director de La casa y El rostro.

Estreno 01/09/2016
Publicada el 02/09/2016

El limonero real (Argentina/2016). Dirección: Gustavo Fontán. Elenco: Germán de Silva, Patricia Sánchez, Rosendo Ruiz, Eva Bianco, Gastón Ceballos y Rocío Acosta. Guión: Gustavo Fontán, basado en la novela de Juan José Saer. Fotografía: Diego Poleri. Edición: Mario Bocchicchio. Dirección de arte: Alejandro Mateo. Sonido: Abel Tortorelli. Distribuidora: Obra Cine. Duración: 77 minutos. Apta para todo público. Salas: 14 (Gaumont, MALBA, Cinemark Palermo, Premier, Showcase Haedo, Village Avellaneda y Espacios INCAA y otros cines del interior).



Filmar una novela es de por sí un desafío para cualquier director, pero basarse en una de Juan José Saer y, más aún, en una de sus más complejas y radicales como El limonero real (1974) adquiere la categoría de hazaña. El guionista y realizador Gustavo Fontán sale más que airoso porque, por un lado, tiene talento y sensibilidad; y, por el otro, porque es inteligente como para no intentar imitar o traducir al genial escritor, sino simplemente respetar su espíritu, su esencia, para luego embarcarse (como lo hace el protagonista en su bote por el río Paraná) en un camino propio.

Tras La orilla que se abisma y El rostro -películas que hoy parecen como escalas previas para llegar a El limonero real, Fontán se trasladó hasta una zona de islas en Santa Fe para rodar allí una historia de pérdidas, ausencias y duelos. El protagonista es Wenceslao (Germán de Silva, uno de los pocos intérpretes profesionales del elenco junto con Patricia Sánchez y Eva Bianco), un hombre que carga con la culpa de la muerte de su hijo adolescente. De todas maneras, él está conectado con sus familiares y con el mundo que lo rodea, pero no logra que su esposa salga de un duelo que lleva ya seis años y que la mantiene encerrada en el dolor y el resentimiento.

Desde un amanecer hasta un atardecer, la cámara de Diego Poleri (exquisito director de fotografía) captura las experiencias cotidianas de Wenceslao: la recolección de los limones a los que alude el título, sus viajes en barco, sus caminatas por las orillas y el bosque, el contacto con sus parientes, su observación de la dinámica infantil y juvenil, el sacrificio de un animal, la preparación de la comida para una celebración de Fin de Año, un baile improvisado...

El paso del tiempo, la luz del sol que se percibe entre el follaje, la corriente del río con sus camalotes flotando, el calor que se intensifica en el transcurso del día, los instantes que el personaje se toma para fumar, tomar un mate o prender un fuego van conformando un universo que remite no sólo al original de Saer sino también al lirismo de directores como el maestro iraní Abbas Kiarostami.

Con planos fijos, travellings o virtuosos planos secuencia, trabajando con el fuera de campo o con múltiples capas de sonido, Fontán logra seducir y fascinar. Es un cine con mínimos conflictos (al menos de una forma explícita y evidente) que apuesta a construir con paciencia atmósferas, a transmitir las sensaciones, los estados de ánimo de sus personajes en contacto con lo agreste, con la naturaleza salvaje. Cine y poesía unidos con el sello de un director con vuelo propio.

(Esta crítica fue publicada en el diario La Nación del 2/9/2016)

Nuestra entrevista con Gustavo Fontán

Otra crítica del film por Diego Lerer en nuestro blog Micropisa

Y otra reseña de David Oubiña en nuestro blog Con los Ojos Abiertos




COMENTARIOS

  • 7/06/2017 14:48

    No me gustó NADA. Quizá porque conozco el paisaje y un poco la gente, no me deslumbra un trávelling inteminable de una canoa mostrando solo verde. Yo lo hago y me encanta...pero... no es para que esto transforme una película en un hecho artisitico grandioso. Porque además hay otra caminata entre el monte, y otra... y otra con los personajes en silencio y de espaldas.... No leí el libro y me asombra que sea una novela, pensé que era un cuento corto estirado para el cine, pero parece que no que es una novela... inexplicable. Creo que está bueno para mostrarlo a los amigos...pero.. una película comercial !?!?! Es la misma película que ciertos directores argentinos hacen desde principios de los ´70. Por favor, dejemos de una vez por toda la adolescencia y comencemos a hacer un cine adulto.

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