Festivales
Todas las críticas de las Competencia Internacional - #MDQFEST
Por Diego Batlle, Diego Lerer y Carlota Moseguí
El jurado de esta 32ª edición integrado por las actrices Catalina Sandino Moreno y Erica Rivas, el programador Edouard Waintrop (Quincena de Realizadores de Cannes), el productor Amedeo Pagani y el crítico Boyd van Hoeij deberá otorgar el Astor de Oro y el resto de los premios oficiales entre una selección de 14 títulos que incluye dos representantes argentinas (Al desierto, de Ulises Rosell; e Invisible, de Pablo Giorgelli) y otras extranjeras, entre las que aparecen los más recientes largometrajes de directores como Xavier Beauvois, Ben Russell y Valeska Grisebach.
-Western, de Valeska Grisebach (Alemania-Bulgaria-Austria, 120') ★★★★✩
La directora de Be My Star y Longing ratifica en su tercer largometraje todo su talento con la inquietante historia de un grupo de trabajadores de la construcción de Alemania que se instala en la zona fronteriza entre Bulgaria y Grecia, donde deberán lidiar con los pueblerinos. El film tiene como protagonista a Meinhard (Meinhard Neumann), uno de los obreros germanos que, si bien quiere aprovechar la posibilidad laboral, empieza a empatizar cada vez más con los lugareños. La tensión crece con sus compatriotas y también con ciertos búlgaros poco amigos de los extranjeros.
Se trata de un trabajo muy minucioso, espeso e inteligente sobre los prejuicios, las diferencias de clase, la xenofobia y las barreras idiomáticas y culturales que apuesta a situaciones aparentemente superficiales (la aparición de unos caballos, un encuentro en un río donde nadan, un baile popular) para exponer los resentimientos, las contradicciones y las tensiones que hay entre las sociedades más opulentas de Europa como la alemana y las de otros países no tan favorecidos.
Brillante exponente de la Escuela de Berlín, Grisebach aborda un universo masculino (y machista) sin caer en las obviedades ni el trazo grueso. Construye un mundo reconocible (por momentos parece casi un documental) donde quedan en evidencia algunas cuestiones que Europa no puede, no sabe o no quiere ver. DIEGO BATLLE
-5 Therapy, de Alisa Pavlovskaya (Ucrania, 74') ★★½
La ópera prima de la rusa Pavlovskaya reconstruye la historia real de Stas Dombrowski, un escritor que, a través de cinco novelas, narró su vida dominada por el consumo de drogas duras que lo llevó por un camino autodestructivo que incluyó arranques violentos, siete pasos por la cárcel y un creciente deterioro de su salud (HIV positivo). El propio Dombrowski se “interpreta” a sí mismo (es más que digno su trabajo) en este relato enmarcado por su testimonio en el seno de un grupo de autoayuda para adictos. En el medio, claro, se mostrará con toda crudeza un festival de jeringas, alucinaciones y experiencias en callejones y prisiones. El film tiene algunos pasajes videocliperos a-lo-Trainspotting, pero su tono es menos irónico y más propio de la autoayuda: sí, el amor es más fuerte. DIEGO BATLLE
-A fábrica de nada, de Pedro Pinho (Portugal, 176') ★★★★✩
Suerte de mixtura entre Recursos humanos, de Laurent Cantet, y el cine de su compatriota Miguel Gomes (con el que se relaciona por la combinación entre documental y ficción, el uso ampuloso de la música popular, el registro de la intimidad de personajes comunes, la mirada política y la desmesura de su propuesta), la película de Pedro Pinho -ganadora del premio FIPRESCI de la crítica internacional- resultó una de las pocas sorpresas que regaló Cannes 2017.
El film -inspirado en las experiencias autogestionarias del taller FATELEVA que entre 1975 y 2016 se encargó de la antigua fábrica de ascensores Otis- sintoniza de forma directa con la situación de crisis de Europa en general y de Portugal en particular al exponer la sensación de desamparo y precarización de los obreros y sus dificultades para organizarse y sostener posturas comunes.
Este cuarto largometraje de Pinho comienza con un intento de vaciamiento de la fábrica en medio de la noche que los propios trabajadores descubren y detienen. Poco después llegan al lugar nuevos responsables de administración y recursos humanos que, en verdad, viene a reducir la plantilla mediante diversas ofertas: despidos disfrazados de retiros voluntarios o acuerdos entre ambas partes.
Mientras avanzan las negociaciones, la cámara de Pinho muestra también la situación hogareña de algunos operarios (sus desniveles de autoestima se aprecian tanto en el terreno sexual como en la relación de un padre con su hijo) y la dinámica interna en una fábrica que deja de producir y que les genera horas y horas de tiempos muertos.
Como rareza (al menos para nosotros) aparece promediando las tres horas del film el realizador Danièle Incalcaterra (Tierra de Avellaneda, El impenetrable) para ofrecer una mirada sobre la experiencia argentina post-2001 en cuanto a fábricas recuperadas por sus obreros, sobre todo con el caso de cerámicas Zanón (Cooperativa Fasinpat). En ese sentido, Incalcaterra forma parte de la veta más politizada y discursiva de un film en el que se polemiza también en el terreno intelectual sobre las contradicciones y la crisis del capitalismo (salvaje).
La otra sorpresa de un film dominado por la austeridad tiene que ver con la irrupción de escenas musicales con coreografías improvisadas a cargo de los propios obreros. Una forma de apostar a lo lúdico y al artificio entre tanto sufrimiento, decadencia y frustración de la realidad. DIEGO BATLLE
-Columbus, de Kogonada (Estados Unidos, 101') ★★★✩✩
La esperada ópera prima del crítico de cine y video-ensayista Kogonada fue una de las más discutidas del último Festival de Rotterdam. Amante y eterno reivindicador del cine de Robert Bresson, Yasujiro Ozu y Hirozaku Kore-eda, el director coreano ha debutado con una suerte de homenaje a sus cineastas favoritos, especialmente al tercero de ellos. Colombus es una película tan milimétricamente controlada en el aspecto formal que asfixia el propio relato, eliminando toda posible ambigüedad. El film es, en realidad, un superlativo ejercicio de estilo diseñado para representar, durante casi dos horas de metraje, la relación entre sus personajes y el espacio arquitectónico que ocupan.
En este sentido, la trama –sobre dos personas que, para desconectar de sus problemas, visitan espacios de la ciudad norteamericana que da título al film– funciona como un pretexto para llevar a cabo un despliegue visual extasiante. En Rotterdam, la película no ha cosechado el favor unánime de la crítica, como sí ocurrió en el Festival de Sundance. Columbus dividió a la audiencia entre quienes la estiman por su valor estético y otros que la juzgan como una película vacía. CARLOTA MOSEGUÍ
-Good Luck, de Ben Russell (Francia-Alemania-EE.UU., 143') ★★★★✩
El director de Let Each One Go Where He May y A Spell to Ward Off the Darkness preparó este trabajo para ser presentado como una videoinstalación de cuatro pantallas en el subsuelo del Fridericianum en el Documenta 14 de Kassel. Y lo que el realizador estadounidense estrenó en la Competencia Internacional de Locarno es una película en dos partes de 143 minutos sobre el trabajo y las historias de vida de los mineros en dos puntos muy lejanos del planeta: una cantera subterránea de cobre en Serbia (manejada por el Estado y bien montada) y otra de oro a cielo abierto en Surinam que parece bastante ilegal y precaria.
El largometraje -rodado en fílmico (16mm) y con un extraordinario trabajo visual y sonoro- comienza con una banda bosnia tocando por la calle y termina con los mineros cantando y aporreando tachos en lugar de tambores. Una forma de exorcizar las crudas condiciones laborales que Russell expone sin subrayados, agregados que puedan sonar a golpe bajo. El cineasta experimental les ofrece además a cada uno de los mineros un primer plano a cámara en blanco y negro y son ellos mismos quienes deciden cuándo es tiempo de apagarla.
Un film notable en su capacidad de observación y sus poderosas imágenes que se suma a una tendencia que no parece casualidad: los programadores de Locarno parecen estar subyugados (obsesionados) por los mineros. El año pasado eligieron a Viejo Calavera, del boliviano Kiro Russo; y en esta 70ª edición ya son dos las películas en Competencia Internacional (la otra es la islandesa Winter Brothers) centradas en historias de mineros. Tanto debajo como sobre la tierra Good Luck nos ofrece un universo fascinante y desgarrador. DIEGO BATLLE
-The First Lap / Cho-Haeng, de Kim Dae-hwan (Corea del Sur, 101') ★★★★✩
En su segundo largometraje tras la premiada End of Winter, Kim Dae-hwan narra la historia de una pareja que lleva siete años junta. La relación entre Su-hyeon, profesor de arte en un instituto privado; y Ji-young, empleada contratada en una pequeña empresa, se pone a prueba cuando ella sufre un retraso importante y podría estar embarazada, y todavía más cuando deben viajar para enfrentar distintos encuentros con familiares de ambos.
La película -que le valió el premio a Mejor Dirección en la sección Cineasti del Presente del último Festival de Locarno- describe con rigor, sin concesiones, el grado de incertidumbre, desconcierto e incomodidad de los jóvenes coreanos de hoy, la crisis social que los rodea, cierta crueldad que se expresa en las diferencias generacionales y las dificultades para consolidarse en el paso a la adultez y esa nueva etapa llamada madurez. Aunque más prolija y contenida, los largos planos secuencia de los personajes comiendo, bebiendo y charlando remiten de forma inevitable al cine del maestro Hong Sang-soo. DIEGO BATLLE
-Wajib, de Annemarie Jacir (Palestina-Francia-Alemania-Emiratos Árabes Unidos-Colombia-Noruega-Qatar, 96') ★★★½
La directora de La sal de este mar (2008) y When I Saw You (2012) ganó cuatro premios en el último Festival de Locarno con esta historia sobre una relación padre-hijo en la Palestina actual. Shadi (Saleh Bakri) es un joven arquitecto radicado en Roma que regresa a Nazareth para ayudar en los preparativos de la boda de su hermana Amal (Maria Zriek). Junto con su papá Abu Shadi (Mohammad Bakri), un sexagenario maestro de la ciudad, viajan a bordo de un viejo Volvo repartiendo las invitaciones para la ceremonia en esta suerte de road-movie urbana.
En cada casa los reciben familiares, amigos o simples conocidos que “deben” (porque las apariencias importan) asistir a la fiesta. Las diferencias entre las miradas de ambos protagonistas (que también son padre e hijo en la vida real) constituyen el eje de este film que, a veces con mayor sagacidad y en otras apelando un poco al subrayado, expone las contradicciones generacionales, los disímiles puntos de vista de alguien que salió al mundo y otro que se ha mantenido en el lugar. En definitiva, un interesante y valioso acercamiento (no exento de buen sentido del humor) a un rincón del mundo (Palestina) del que tanto se habla, pero no mucho se conoce. DIEGO BATLLE
-El silencio del viento, de Álvaro Aponte Centeno (Puerto Rico, 84')
Últimamente hay muchas noticias sobre Puerto Rico (bastante duras todas ellas), pero poco y nada se sabe de su cine. Es por eso, entre otras cosas, que sorprende la solidez de esta ópera prima centrada en un hombre que se dedica a traer en botes hacia esa isla que es parte de los Estados Unidos a refugiados de América Central, en especial haitianos y dominicanos. En el film, de tono seco y silencioso, dedicado casi todo el tiempo a mostrar el trabajo específico del hombre en esta suerte de empresa familiar que tiene, se suceden algunas desgracias y situaciones dramáticas que irán llevando su situación hacia terrenos cada vez más complicados hasta llegar a una última media hora casi de película de suspenso.
Sin subrayados ni situaciones forzadas, El silencio del viento avanza con la lógica cada vez más complicada de la cotidianeidad de un hombre que va viendo cómo su vida se va desarmando, ya que el peligro y la muerte acechan en todo momento. Más allá de cierto preciosismo estético de alguos planos y escenas (que revelan acaso el pasado de publicista del director), la película construye finamente su drama y lo carga de intensidad hasta llegar a un final realmente potente y angustiante. DIEGO LERER
-Ramiro, de Manuel Mozo (Portugal, 104')
Otra de las líneas estéticas del cine portugués se puede ver en la nueva película de ficción de Mozos, cuyo film referencia en ciertas elecciones formales y de tono al de cineastas como Jim Jarmusch, Aki Kaurismaki y otros similares. La película podría ser una Paterson portuguesa, ya que se centra en un librero de Lisboa que también es escritor, pero que hace mucho no publica. Con una vida rutinaria, su mayor interés pasa por su relación de virtual figura paterna con una muy joven vecina embarazada que vive con su abuela enferma (tuvo un ACV) ya que sus padres supuestamente murieron muchos años atrás en un accidente.
Involucrándose en la historia de ellas (que tiene algunas inesperadas y “kaurismakianas” vueltas de tuerca) y, a la vez, lidiando con su propia rutina, el Ramiro del título trata de hallar sentido a una vida que por momentos lo abruma ya que su librería no parece venderle libros a nadie, sus relaciones amorosas están constantemente trabadas y hasta cierta indisimulada envidia respecto al éxito de colegas escritores se cuela en su pesado y preocupado andar. Pero, pese a lo gris que suena su presente, la luminosa precisión formal de Mozos vuelve a todo mucho más amable y cálido de lo que podría ser en otras manos. De a poco, Ramiro se revela como una asordinada y esperanzadora comedia sobre segundas oportunidades y sobre una “familia sustituta” que brinda al protagonista confort y solaz ante un presente gris. DIEGO LERER
-Thelma, de Joachim Trier (Noruega-Suecia-Francia-Dinamarca, 116') ★★★✩✩
El realizador de Reprise (2006), Oslo, 31 de agosto (2011) y Louder Than Bombs (2015) se mete con temas bastante transitados por el cine (el relato de iniciación adolescente, el despertar sexual, el aspecto represivo de las familias de rígida formación religiosa), pero le agrega aquí una veta fantástica que lleva el relato de la pura exploración psicológica hacia elementos más propios del cine de género. El resultado -sin ser particularmente sorprendente ni brillante- es, en varios momentos, bastante inquietante. La protagonista casi absoluta es la Thelma del título (Eilie Harboe), una joven que se instala sola en un monoblock de Oslo para estudiar Física en la universidad. Lejos queda la casona rural donde viven sus padres, quienes -de todas maneras- no dejan de controlarla a diario por celular. La heroína -de la que apreciamos ciertos traumas infantiles a partir de diversos flashbacks- tiene ansias de probar, de socializar, de liberarse y lo hace enganchándose con otra chica del campus (Kaya Wilkins). Hiperestilizada y musicalizada -a veces con excesos- la película resulta una atractiva exploración del ingreso a la adultez. Claro que, en este caso, con poderes sobrenaturales que convierten a Thelma en algo más que una simple muchacha de pueblo abriéndose paso en la gran ciudad. DIEGO BATLLE
-Les Gardiennes, de Xavier Beauvois (Francia-Suiza, 134') ★★★✩✩
Sólida, cuidada, un poco académica (por momentos en la cornisa del qualité), pero bastante lejos de la exquisitez y la profundidad de De dioses y hombres. Así es esta transposición de la célebre novela de Ernest Pérochon sobre la Primera Guerra Mundial, pero no en el frente de batalla sino en el campo, donde las mujeres -cumpliendo el duro trabajo físico que antes hacían sus maridos e hijos- se ocupan de ordeñar, arar, sembrar, cosechar y cargar. El film abarca en sus extensos 134 minutos los cuatro años de ese conflicto armado y el principio de la posguerra, exponiendo las miserias, contradicciones y tentaciones (por allí andan también los soldados estadounidenses) las protagonistas que, en el mejor de los casos, esperan el regreso por licencia de los soldados y, en otros, sufren al escuchar la información oficial sobre la muerte de sus seres queridos. Les Gardiennes -protagonizada por Nathalie Baye y Laura Smet- tiene algunos puntos en común con Sunset Song, pero Beauvois no alcanza el lirismo, la belleza ni la sutileza del cine de Terence Davies. DIEGO BATLLE
-Invisible, de Pablo Giorgelli (Argentina-Brasil-Uruguay-Alemania-Francia, 87') ★★★½
Crítica completa por Diego Batlle
-Al desierto, de Ulises Rosell (Argentina-Chile, 94') ★★★★✩
Crítica completa por Diego Batlle
-Primas, de Laura Bari (Canadá-Argentina, 100') ★★★½
Crítica completa por Diego Batlle
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FESTIVALES ANTERIORES
-La sección oficial de la 78ª edición a realizarse entre el martes 13 y el sábado 24 de mayo consta de 73 largometrajes, a los que hay que sumarles los títulos de Cannes Classics (clásicos restaurados y documentales sobre cine) y Cinéma de la Plage (proyecciones públicas al aire libre).
-Además, se proyectarán los 39 largos de las tres secciones paralelas e independientes: Quincena de Cineastas, Semana de la Crítica y ACID.
-La oferta se completa con las distintas competencias y programas de cortos que hay en todos los apartados.
-En este espacio iremos sumando links a todas las reseñas publicadas durante la cobertura del festival. Ya hay 60 disponibles.
Nouvelle Vague, de Richard Linklater, la triunfadora de la Palma de Oro Un simple accident, de Jafar Panahi; y O Agente Secreto, de Kleber Mendonça Filho (ganadora de los premios a Mejor Dirección y Mejor Actor) encabezan esta selección personal.
Los directores de Il solengo (2015) y La leyenda del Rey Cangrejo / Re granchio (2021) concibieron un virtuoso y desopilante homenaje al spaghetti western.
-El director iraní era el favorito de todos y se dio la lógica porque el jurado presidido por Juliette Binoche se sumó a la ola.
-El noruego Joachim Trier obtuvo el Gran Premio del Jurado por Sentimental Value.
-El brasileño Kleber Mendonça Filho recibió dos distinciones por O agente secreto: Mejor Dirección y Mejor Actor (Wagner Moura).
Thelma de Joachim Triers Este interesante film noruego no acaba consolidarse enredado en las diferentes vertientes de que se nutre. Comenzando por la descripción costumbrista de un personaje, una adolescente que se traslada a Oslo con el propósito de comenzar sus estudios universitarios, ve alterado el desarrollo de los mismos al aparecer simultáneamente algunos efectos perturbadores de su personalidad como poderes extrasensoriales e incluso una inclinación de tipo homosexual. La película podría verse como los cambios y transformaciones que se presentan en el pasaje de la adolescencia a la adultez, pero la premura de Triers por lucirse en el manejo de los distintos registros cinematográficos hacen que Thelma se transforme en un popurrí de estilos, una muestra de la capacidad narrativa del director que termina impidiendo que la película se consolide en una sola de las líneas narrativas y coherentemente transmita su mensaje. WESTERN de Valeska Grisebach Inspirándose libremente en el formato del western, la directora y guionista introduce a seis obreros alemanes de la construcción en un pueblito de Bulgaria donde van a construir un acueducto. Los contrastes entre los buenos y los malos se reducen a que los alemanes, quienes supuestamente traen el progreso, con tal de llevar su obra delante, traspasan cualquier principio. Y los buenos de turno, los paisanos de los dos pueblos vecinos, se ven sometidos los mandatos de la constructora donde el recurso hídrico, o sea, el agua, se vuelve critico tanto para la vida en los pueblos como para la construcción de la obra. La situación planteada siempre se encuentra al borde del estallido, y la directora alemana trabaja el material con cautela, tirando y aflojando las tensiones tratando de lograr personajes humanos que superen los estereotipos de costumbre. LA FABRICA DE NADA de Pedro Pinto En esta ensalada de Pedro Pinto hay de todo. Es lo que podríamos llamar una ensalada completa. Comienza como una película dramática, continua como una comedia familiar, por momentos se convierte en musical, más tarde adhiere al fin de denuncia, al final aparece con una idea vencida proveniente de Argentina como el de las compañías auto gestionadas, y termina aceptando la triste realidad que dice que los tiempos cambian y si no te adaptas a ellos, los cambios te llevan por delante. Tres horas se toma Pinto para hacer un film de tesis que podría durar 30 minutos. No sé, incluso después de ver el film, si al espectador le quedará claro que estamos ante un proceso de transformación social donde definitivamente la sociedad industrial está despareciendo para dar lugar a una nueva sociedad de servicios. Este proceso de cambio es inevitable e inherente a la propia condición humana. Paso hace más de 200 años atrás cuando apareció la maquina a vapor transformando la sociedad agraria en industrial y provocando una mudanza del hombre del campo a la ciudad. El film de Pinto peca de ingenuidad al sumergirse en su confusión narrativa y estilística. No quedan claros cuáles son sus propósitos finales, Si el film es una crítica social o si es un llamado de alerta acerca de un cambio social que será inexorable. SEA SORROW (MAR DE PENAS) de Vanessa Redgrave Interesante film de Vanessa Redgrave sobre la situación de los refugiados en Europa, de la desatención existentes sobre la cuestión de derechos humanos, declaración firmada por la mayoría de los países del mundo en la Organización de las Naciones Unidas, que en la práctica ha sido desatendida por los propios firmantes, ente ellos, el gobiernos del Reino Unido de Gran Bretaña, es decir, su propio país. Con imágenes realistas, lacerantes y de plena actualidad, la directora genera un fresco actual y una reflexión personal sobre del estado de situación que vive la gente alojada en los vivacs y campos destinados al efecto. El film se concentra principalmente en el estado de los niños alojados en ellos, de las innumerables crisis migratorias producto de guerras civiles y persecuciones políticas, religiosas y étnicas para terminar poéticamente recitando al Shakespeare de La Tempestad cuando aparece Ralph Fiennes protagonizando a Prospero cuando relata a Miranda cuánta tristeza ve en el mar, exiliados ellos mismos en una isla remota, muy lejos de Milán. La situación de los personajes shakespearianos no es otra que la misma situación a la que ella, como directora, ha pasado revista en su intensa película sobre los refugiados. No obstante los valores morales y la firme actitud de defensa de los derechos humanos, el film adolece de una visión más amplia y abarcativa que pueda explicar mejor los problemas que asimismo afectan a los países de Europa, tanto en el plano político como en lo social y en lo económico que están soportando fenómenos de profunda situación de desempleo y violencia terrorista. THE FIRST LAP (LA PRIMERA VUELTA) de Kim Dae-hwan Muy interesante trabajo del joven director coreano que estuvo presente en la muestra, aunque lamentablemente no se abrió a comentarios una vez finalizada la función. Su film es un relato en tres tiempos, prácticamente tres episodios o actos de algo muy parecido a una obra teatral que con suma inteligencia Dae-hwan aire y da ritmo de comedia cinematográfica. Esos tres encuentros: una charla de pareja en su departamento, una visita a los padres de ella, y un encuentro con los padres de el para festejar un cumpleaños son como parte de un testeo de una situación de pareja que va sufriendo un desgaste después de 7 años de convivencia y requiere una renovación que pareciera ser la posibilidad de un casamiento y el advenimiento de los hijos. Kim Dae ?hwan es autor total de la obra. La escribió y la dirigió generando un fresco muy interesante sobre la juventud de su país, una Corea del Sur, que a pesar de continuar con ciertas costumbres muy arraigadas, ha adoptado un estilo de vida absolutamente occidental. Los problemas que platea: una cierta adolescencia tardía de los protagonistas, la demorada búsqueda de encontrar el camino hacia la realización personal, la visión del desgaste matrimonial de los padres, la falta de convicción en el modelo son aspectos que el muy buen guión del director son llevados a la pantalla con buen ritmo narrativo y un grupo de excelentes actores. Tal vez esta película coreana, por su actualidad, su poder de síntesis, su capacidad para plantear un problema contemporáneo sea lo mejor de este Festival.